domingo, 13 de noviembre de 2011

La creación plástica








Nada tan maravilloso como pintar,  es el acto mismo de la creación!


Muchas veces me he detenido a meditar el hecho artístico para comprenderlo, es la existencia, es el orden en todas sus manifestaciones.


El orden puede ser absolutamente  mental o técnico,  al igual que el de una computadora, puede ser perfecto y se verá  muy bien así, pero cuando además de esto  el “espíritu de la creación” baja por el cabo del pincel a la tela… AHH ¡! Ahí está  lo que no sabremos explicar… solo lo veremos instalarse en la pintura. ¿Dónde? No hay un lugar definido, no podrás encontrarlo en ningún lugar preciso de tu trabajo, ¿será  la suma de las pinceladas que hacen el todo y lo expanden?; solo “es”, solo “esta”, cae como una veladura en toda la superficie de la tela   y  debemos saber detenernos a tiempo!!… estar conscientes del milagro para no abortarlo…esa es nuestra  tarea.


La búsqueda de este instante nos hace perseverantes. Por momentos en las luchas con el soporte, por momentos en la dicha y el fluir de nuestros impulsos. No sé qué sincronía sucede en ese  soplo de vida  en  la obra de arte…no lo sé…solo sé que existe y la hace viva!!


Cundo la técnica se convierte en un ejercicio, la incorporamos a nuestro hacer casi automáticamente, nuestro ojo se ve refinado y susceptible a las mejoras que realizamos casi sin razonar; eso es bueno, pues le da más  espacio  a lo  que no controlamos.


El ojo capta el paisaje, los colores armonizan en la realidad, ¿fruto de su belleza intrínseca o por la mirada del pintor?  Ambas.


 Algunas  veces nos encontramos con imágenes imposibles  de mejorar con las  combinaciones   obtenidas de  las fuerzas de los pigmentos, y solo nos queda contemplarlas como maravillados espectadores pasivos… Otras, la imagen nos sugiere paraísos  visuales, sutilezas indescriptibles  que logramos verlas y plasmarlas con el ejercicio en  la práctica pictórica  y nos desafían a eternizarlas…


Eterno,  palabra que quita el sueño al que anhela  la trascendencia artística,  la trascendencia humana. Solo lo verdadero es eterno y qué  más verdadero que el impulso visceral, primario, consciente del ser que busca la armonía en la expresión plástica, que se permite  representar  al  universo visual y emocional  en combinaciones cromáticas, como una  nueva creación de lo ya creado!


El mundo se deteriora… el mundo lucha por conservarse, siento su aliento  agobiado pero no vencido…


La belleza del caos que tiene un orden, la belleza del remanso del alma que se manifiesta en la naturaleza bondadosa. ¿Qué  hacemos los artistas para ayudar al mundo a no sucumbir?


"La viña roja" Vincent Van Gogh

Va contra la naturaleza de nuestro ser como artistas hacer  eco del expiro…Ni el más acabado de los artistas acabados fue  vencido  ante el grito de lo despiadado, Van Gogh  convirtió en belleza su locura ; la locura del mundo transmutada en bocanadas de aire puro emanadas de los lirios, los retamos, los almendros…el cielo , la noche, los enamorados.


Los artistas debemos ayudar a la reconstrucción del orden universal, debemos volver la vista a lo que queda de  bueno en las cosas y  los seres, despertar conciencias dormidas  o empañadas de tecnicismos, intelectualismos, consumismos y todos los ismos que nos bloquean como humanos.


Con  pintar lo bello  estamos  colaborando con la humanidad y  nuestra obra será eterna…

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